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lunes, 1 de septiembre de 2008

Dêmêns. Capitulo 1 Tomás, niega la validez de su vida.

Empiezo la sección megaretos con esta fabulosa historia que disfruté tanto escribiéndola como cada vez que la leo. Estos megarelatos talvez sean excesivamente largos, pero merece la pena perder unos segundo, sobretodo si sois de los que os gusta reflexionar. Esta es la historia de un joven psicólogo que decide realizar una investigación en un hospital psiquiátrico, pero no tiene ni idea de donde se ha metido.

Aun recuerdo a la perfección el día en el que decidí visitar el centro de salud mental. No os podéis imaginar lo que su interior guardaba. En primer lugar hablé con un tal Tomás. Tomás no tenía mucha pinta de loco, tan solo el pelo largo y desecho, eso sí, había algo en él que me había llamado la atención desde que lo vi y era que no vestía el típico camisón blanco, sino un harapiento trozo de tela que rudamente le colgaba del cuello hasta las rodillas:
–Hola ¿Qué tal?– le pregunté, pues no sabía muy bien como entablar una conversación.
–Buag, me repugna hasta contestarte. No eres más que uno de esos locos hipócritas que irónicamente me tacha de demente solo por no ser como ellos. ¡Mírate! Vestido con ropa de marca, oliendo a perfumes sintéticos y tratando de asimilar tu vida. ¿No te has preguntado nunca por que te ha tocado vivir esta vida y no otra?– el tono repulsivo que utilizaba al hablar y la macabra sonrisa que liberó tras pronunciar la pregunta me incapacitaron para contestar– ¡Vamos sucia rata de laboratorio! Contéstame a la pregunta o mejor aun, contéstame a esta ¿Qué es para ti la vida? –finalmente no tuve más remedio que contestar, aunque el tono y la grosería de dicho individuo eran imperdonables.
–La vida es para mí un periodo en el cual el individuo trata de pasárselo bien y seguir adelante. La vida es un periodo que hay que disfrutar, pero como todo, esta regida por el destino.
–Ah el destino… Otro de los estúpidos inventos de un patético seudo-dios.
–¿Seudo-dios, a qué te refieres?
–Lo sabes muy bien, el ser humano desde tiempos inmemoriales siente una obsesión por convertirse en Dios. Antes de que me lo preguntes, no, no creo en Dios. El ser humano ha tratado durante siglos de controlar ese poder divino, pero es un poder que se les escapa de las manos ¿Qué esperabais? No sois más que simples mortales ¿cómo osáis intentar controlar el destino o la vida? Lo más patético no fue vuestro intento por controlar la vida, sino que al no poder conseguirlo os frustrasteis y decidisteis construir un destino, una vida paralela a la natural. Ese destino prefabricado, ese intento por controlar el poder divino os ha salido muy caro. Ya que al crear un modo de vida, habéis terminado siendo esclavos de este. ¿No te das cuenta? El ser humano intenta conseguir ese poder divino imitándolo, pero ese poder siempre acaba controlando a su dueño. Fuisteis esclavos desde que, en un acto de inteligencia suprema, decidisteis crear al Gran Tirano, si quieres saber más sobre él busca a un tal Edward, él te informará. Pero volviendo al tema principal, creasteis un modelo de vida y ahora no podéis huir de él. Dime ¿Eres realmente feliz? ¿Te gusta la vida que unos seudo-dioses han creado para ti, para tratar de controlar tu destino? –la explicación me había desconcertado, me pregunté si realmente estaba loco o me estaban tomando el pelo, como pude traté de contestarle.
–Claro que soy feliz, tengo algunos problemas, ya sabes el estrés, la hipoteca, los negocios. Pero las cosas buenas del destino compensan las malas.
¬–Sí, pero los problemas siguen estando ahí y por lo que me cuentas esos problemas no los trae la vida.
–¿Ah no? Toda persona que quiera vivir la vida tiene que asimilar estos problemas, forman parte de ella. Si no se trabaja no hay dinero y sin dinero no hay nada.
–Estúpido incompetente, me das asco ¡Qué ser tan demente me ha traído el destino! Ya te lo he explicado. Tú no vives la vida, vives tu vida. No la vida que te ofrecieron nada más nacer, sino la que te impusieron a los pocos segundos de tu nacimiento. Por favor mírate, vistes como quieren que vistas, hueles como quieren que huelas, piensas como quieren que pienses ¿Qué vida es la que vives si todo lo eligen por ti? Incluso eligen cuales han de ser tus problemas. Que patéticos, estáis todos locos ¡Locos!
–El ser humano debe vivir en comunidad y esa comunidad es la que crea un estilo de vida, las cosas funcionan así. Sin ese modo de vida todo seria un caos.
–Necio, tu locura te impide ver la realidad. Un grupo de gorilas también puede vivir en comunidad y sin embargo nunca verás a un gorila vestido con un traje de lentejuelas solo porque otro gorila diga que así va a la moda. Eso sería demasiado estúpido, sería demasiado humano, una autentica locura.
–Sí, pero aun así los gorilas tienen una jerarquía, se imponen entre ellos unas reglas, tienen su modo de vida.
–Es cierto y no lo niego, pero en ningún momento he dicho yo, que el ser humano no deba hacer lo mismo. Los gorilas imponen una jerarquía para poder sobrevivir, hagamos nosotros lo mismo. Eso sí, hagámoslo de tal modo que todos podamos vivir la vida con el mínimo de imposiciones posibles. Reduzcamos las complicaciones, la vida es una compleja sencillez. Algo parecido debemos hacer nosotros con nuestra forma de vivirla. Tenemos que establecer un complejo conjunto de sociedades humanas que se rijan por normas sencillas.
–¿Normas sencillas como cuales?
–Como lo justo, preocuparse solo de que a esa pequeña sociedad no le falte la comida y al mismo tiempo tratar de ayudar a las sociedades necesitadas, se podría simplificar todo bajo el respeto. Simplificando las cosas evitas que surjan problemas en ellas. Simplificando el sistema monetario, por ejemplo, hasta convertirlo en algo tan sencillo como coger lo que alguien a aportado a cambio de ofrecer tú algo, evitaría muchos quebraderos de cabeza bien sean los robos o incluso la contaminación, ya que no sería necesario envasar miles de productos para transpórtalos a un supermercado. Como ves eso es estúpido, teniendo la posibilidad de coger los alimentos directamente de la huerta sin aditivos ni conservantes. Además, en el sistema monetario, la cadena que une al agricultor con el consumidor se hace eterna y cada uno de los intermediarios se beneficia más que el resto siendo los extremos de la cadena los que más dinero pierden ¿Para que tantos intercambios? Se trata de hacerlo simple. Mira, las cosas más eficaces y duraderas de la vida son las cosas más simples y sencillas.
–Eso es muy utópico y lo sabes.
–Sí, tan utópico como creerse que hay otra vida después de la muerte y sin embargo la gente lo cree, es más yo diría que es menos utópico que eso, ya que de lo que yo hablo es de la posibilidad de otra vida paralela a la que vosotros vivís. Una cosa he de decirte, no es utópica en absoluto, pues yo la he experimentado al menos en parte.
¬–Me interesaría saber cuando y como fue.
–Verás, digamos que la vida que me ofrecisteis estaba muy cargada de problemas. Tantos, que no tuve más remedio que rechazarla. Desorientado y sin una vida a la que aferrarme me entregué a la naturaleza para que esta dictaminase mi destino. Me aparté de todo lo relacionado con el ser humano, salvo los conocimientos aprendidos que me llevaron a sobrevivir de la forma más cómoda posible en la naturaleza más austera. Me construí una casa con lo que la naturaleza me ofreció. Disfruté de la tranquilidad de una simple puesta de sol. Conseguí erradicar una grandísima parte de los problemas que me ofrecisteis, incluso no tenía que preocuparme ni de encontrar comida pues me había montado una especie de huerto y cuando me apetecía algo de carne salía a cazar por el monte, sin preocuparme si no encontraba nada que cazar pues tenia las frutas y verduras de mi huerto. Rompí los horarios y hacia lo que me daba la gana cuando me daba la gana, conseguí ser feliz durante cuatro años de mi vida, mi autentica vida, la que me ofrecía el mundo. Un día me sucedió algo increíble, contemplando la magnificencia de la vida, un inmenso bienestar recorrió mi cuerpo, un bienestar creado a partir de la contemplación de las cosas sencillas de la vida. Sentí que debía hacer participes de esa experiencia tan elemental al resto de la humanidad. Regresé a la ciudad desnudo, pues en la naturaleza solo me vestía cuando era necesario por causas ambientales. Mi presencia chocó bruscamente con las mentalidades prefabricadas de la gente, en el fondo lo entendía. Ellos no eran conscientes de que otra vida les aguardaba, una vida anterior a la vida artificial que ellos habían construido. Rápidamente empezaron a señalarme, algunos trataron de cubrir mi cuerpo con ropa de marca. Entonces fue cuando lo entendí, ellos estaban obsesionados por vivir esa seudo-vida que habían construido. Estaban completamente locos “¿Cómo podía devolverles la cordura?” me pregunté. Finalmente hallé la respuesta, era necesario aplicar terapia de shock, tenía que destruir aquello que les mantenía en ese estado de locura. Vi a una mujer delante de mí llamando a la policía. Le arrebaté el móvil y lo rompí contra el duro asfalto. Informé a la señora de que por fin era libre, le había librado de los problemas relacionados con ese infernal aparato que solo crea dependencia y molestias. Pero me equivoqué, la mujer no estaba nada agradecida, al contrario, rebosaba ira. Se volvió completamente loca y empezó a agredirme. Nadie de todos los presentes trató de calmar a la mujer y si alguien trataba de calmarla esta le explicaba lo que había sucedido y desistía en su empeño por tranquilizarla. Traté de despojar a la mujer de sus vestimentas para ver si así lo entendía y ahí la cosa se complicó demasiado. La mujer empezó a gritar como una histérica, la gente que había visto mi intento por liberalizar a aquella señora me agredió y me acuso de ser un violador, claro que era un violador, estaba violando la principal ley de esa vida prefabricada, no tratarás de destruirla. Apaleado y humillado seguí en mi empeño por devolver la cordura al resto de seres humanos. Les conté que había descubierto algo maravilloso y que solo despojándose de todas sus pertinencias lograrían entenderme. Pero se rieron de mí, me trataron como a un loco. Vino la policía y finalmente me trajeron aquí.
–Usted no parece estar loco, creo que en parte tiene razón ¿Por qué sigue usted aquí?
–Eso mismo me pregunto yo, me arrepiento de haber tratado de convencer a un grupo de locos de que lo que entendían por vida no era más que un invento que se les había ido de las manos.¬–El pobre hombre se puso a llorar y con un tono casi apagado me dijo¬– Finalmente esta vida de mierda que me habéis creado es la que me retiene entre estas cuatro paredes, a veces me pregunto si en algún momento estuve fuera de esta vida tan amarga que habéis creado para mí. ¿Sabes qué? Estoy seguro que durante esa milésima de segundo en la que conseguí armonizarme con la naturaleza logré hacerle una visita a la autentica vida. A veces cambiaría esa milésima de segundo por todo este tiempo desperdiciado. No dejes que te pase lo mismo. Creo que aquí termina su visita. Tenga cuidado ahí fuera en ese mundo la sencillez de la naturaleza es invisible a los ojos de unos seres prefabricados y tan complicados que no pueden detenerse a observar lo más bello de su mundo, lo único eterno, omnipotente y omnipresente, la vida.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me agrado leerlo, al parecer no soy el unico loco, esta Tomás tambien.
Estaria bueno saber como sigue su historia. La de Tomás.
Un saludo,
Lucas.