--

viernes, 29 de agosto de 2008

Desnaturalizados.


En mi cabeza no deja de rondar la lucha entre la razón y la pasión y fruto de esa lucha surgió la idea de que el ser humano está tratando de desnaturalizarse. Sí, es triste pero cierto, el ser humano con sus aires de grandeza va camino de conseguir lo que siempre quiso ganarle la carrera a la naturaleza. Lo peor de todo no es que el propio ser humano trate de desnaturalizarse, sino que desnaturaliza todo lo que le rodea. Plantas artificiales, mascotas robots, luz eléctrica, alimentos transgénicos, bosques de hormigón y acero, mundos virtuales, etc. Esto es solo el principio, si las cosas siguen igual, podremos hablar de gente que preferirá tener una mano robot a su propia mano, gente que preferirá vivir en un mundo virtual que en su propio mundo, gente que solo comerá proteínas y vitaminas sintéticas en lugar de deleitarse con el sabor de un buen trozo de fruta o de carne. Si este es el futuro que aguarda al ser humano no hace falta decir cuál será el futuro de la naturaleza, obviamente, desaparecer. El ser humano prefiere la seguridad que le ofrece la tecnología y la ciencia a la calidad y el autoabastecimiento que le ofrece la naturaleza.
Estoy de acuerdo con los que afirman que la tecnología y la ciencia están inspirados en la naturaleza y me parece muy bien, pero tenemos que darnos cuenta donde está el límite entre mejorar algo y convertirlo en un problema. Pongamos por ejemplo el caso de las mascotas virtuales. Una familia harta de que su perro tenga que salir a hacer sus necesidades e inevitablemente tenga que comer deciden gastarse el dinero en una mascota robot. Evidentemente con la adquisición de esa cosa, el perro sobra en la casa, ahí empieza el primer problema. El perro se va a la perrera donde seguramente acabará siendo sacrificado o acabará abandonado en ese estupendo bosque de hormigón creado para deleite de los nuevos humanoides. Nos quejábamos de tener que comprarle comida a nuestra mascota, pero resulta que ahora tenemos que gastar luz eléctrica para que el trasto ese funcione, eso en el maravilloso caso de que el intento de perro no funcione con pilas, entonces el gasto económico y la contaminación van en aumento. A los dos meses has enseñado a tu prototipo canino todo lo que su cerebro de plástico podía aprender, con lo cual te aburres de la cosa esa que lo único que hace es deambular por la casa como si estuviese enfermo y decides desconectarlo y guardarlo en el trastero a la espera de ser arrojado a la basura convirtiéndose en un nuevo problema de contaminación. Esa forma de perder el tiempo y de destruir el planeta no la hemos aprendido de la naturaleza.
Si de verdad quieren aprender algo realmente útil de la naturaleza, algo que ya inició Darwin, es el estudio de nuestros ancestros los primates. Su sociedad es la sociedad más perfecta e impecable de todas y la que mejor se adapta al ser humano. Sí, seguro que muchos de los aficionados a los documentales de la dos me echarán en cara que los primates suelen tener una jerarquía autoritaria y machista y tienen toda la razón, pero no me refería a ese tipo de primates, ya tuvimos bastante los españoles soportando durante cuarenta años a un primate machista y autoritario, me refería a la sociedad que presentan los bonobos. Los bonobos son una especie de primates que no presentan jerarquía, se pasan el día jugando entre ellos y relacionándose, a la hora de comer comen todos juntos y comen lo necesario para que el resto tenga comida suficiente. Incluso comen antes las hembras algo lógico ya que son las que alimentan a las crías y necesitan más energía. No hay disputas por la comida evidentemente y si surge algún malentendido o hay alguna lucha lo solucionan con una orgía, alguien conoce algún método mejor de desahogarse y olvidarse de los problemas jeje. Los científicos dicen que esta forma de vivir es posible ya que los bonobos no tienen depredadores de los que preocuparse. Entonces, si el ser humano tampoco tiene depredadores ¿por qué no aprendemos de los bonobos? La respuesta es evidente, el ser humano sí tiene depredadores, el propio ser humano. El hombre es un lobo para el hombre. De ese modo nos comportamos como gorilas, necesitamos un macho dominante para controlar al resto. Yo prefiero a los bonobos la verdad. Tal y como están las cosas hoy en día, ningún investigador va a pedirle nunca a un rico que subvencione un experimento social donde las clases sociales desaparezcan y todos seamos bonobos. El investigador pensará que eso es perder el tiempo y se irá a construir un intento de simio para venderlo como mascota a los niños ricos y así ganar dinero. El dinero, ese es el peor invento que haya podido crear la humanidad y encima no está inspirado en la naturaleza, sino en la desconfianza del ser humano hacia esta. Aquí me despido hasta que vuelva a contactar con vosotros, mis lectores, de un modo tan frio y desnaturalizado como este. Seguiré soñando con un futuro “gobernado” por bonobos bípedos, donde comentar las cosas con el mundo se haga de un modo más natural, más humano.

No hay comentarios: