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martes, 29 de julio de 2008

Por fin, estudiante de psicología.

Por fin, matriculado en psicología, creí que nunca llegaría este momento. No sabéis el alivio que sentí cuando, tras la segunda oportunidad, me permitían matricularme en esa carrera. “Uf, de la que me he librado.” Fue lo primero que pensé, ya que no me hacía nada de gracia cursar sociología que era la carrera en la que, en un principio, me había matriculado y me apetecía aun menos tras escuchar comentarios como: “¿Sociología, eso que coño es? Seguro que es la típica carrera que cuando te matriculas te dan la agenda, la camiseta y un sombrero roñoso. Y tú preguntas para que sirve el sombrero y te responden que es para ponerte a mendigar una vez termines la carrera.” “Imagínate cuando te toque asistir a una reunión de antiguos alumnos y ves que van preguntando a la gente: –¿A que te dedicas?
–Yo, soy Arquitecto.
–Joder que trabajo más guapo, ahí diseñando casas para que la gente pueda vivir. Bueno y tú ¿A que te dedicas?
–Yo, me dedico a limpiar casas y trabajo como asistente.
–Vaya, como mínimo te puedes ganar la vida y ayudas a otras personas. Bueno y por último tú ¿A que te dedicas?
–Soy sociólogo.
–Ah… ¿Has probado los canapés? Si quieres te guardamos las sobras en una fiambrera o algo.”
Tras comentarios de este tipo no era de extrañar que me alegrase el doble al saber que me habían cogido en psicología, creo que cuando fuimos a celebrarlo había más gente celebrando que me libraba de ser sociólogo que celebrando mi admisión en psicología. Bromas aparte, he de decir que respeto mucho la carrera de sociología, que será una carrera fascinante para quien quiera hacerla, pero yo me largo a psicología. En el fondo creo que me hubiese gustado estudiar sociología pero eso se quedará en mi eterna lista de cosas pendientes. Igual para aquellos interesados meto algo de psicología en este blog a medida que vaya descubriendo cosas interesantes.

martes, 22 de julio de 2008

Mis frases 2

Nueva recopilación de frases.

“Por alguna extraña afinidad, los seres inútiles deciden rodearse de cosas inútiles como, por ejemplo, el dinero, la religión, el ejercito…”

“Si la muerte es ley de vida ¿por qué se empeña el ser humano en ser el juez que imparte dicha ley?”

“Las cosas más sencillas y simples son las más eficaces y duraderas de la vida ¿Por qué se empeña el ser humano en complicarlo todo?”

“¿Cómo te sentirías si al despertar un día, te enterases de que no estás viviendo tu vida, sino la que “ellos” quieren que vivas?”

“Si no te gusta lo que ves en el espejo, cómprate otro o deja de perder el tiempo.”

“A veces, nada tiene más sentido que el sinsentido.”

lunes, 21 de julio de 2008

Franco.

Veo que ya hay demasiados textos y para los que ver tantas letras juntas le puede marear ahí van dos videos, sobre Franco. No, no me he vuelto nacionalista, son imitaciones con toques de humor, humor para entendidos, para los nacionalistas, solo chorradas.
Recopilación de gags de Franco.


El régimen de Franco.

No soy racista, soy realista.

Un intenso malestar recorre mis entrañas al ver a los inmigrantes deambulando por nuestras calles o por nuestros centros comerciales. Cuando los observo intentando adaptarse a nuestros hábitos, me imagino un futuro nada esperanzador. Siempre les doy la razón a los racistas que dicen que los negros no deberían estar aquí. Cuando veo que cada vez son más y más los que vienen, pienso que al final nosotros nos tendremos que ir, pero ¿A dónde?
Iremos a un lugar donde el capitalismo y el consumismo estén a un nivel superior al nuestro. Sí, no le den muchas vueltas, está claro que ese sitio es Estados Unidos. Se que a la gente le parecerá ridículo, pero una vez analizados ciertos aspectos uno se empieza a dar cuenta de que ese futuro es muy parecido al que tuvieron que experimentar los inmigrantes que, ahora, viven entre nosotros. Tal vez a ellos también les pareció ridículo.
Pensareis que España es un país desarrollado, que los españoles no necesitamos emigrar a ningún sitio y menos a Estados Unidos. Pero no nos engañemos ¿Para qué vamos a ir allí? Ellos ya están aquí y lo peor de todo es que están por todas partes. Fíjate, lo mismo se podría decir de los inmigrantes, que están por todas partes, pero estos no pasan desapercibidos. ¿Tal vez las empresas norteamericanas quieran acostumbrarnos a sus hábitos, poco a poco? Mira la etiqueta de tú camiseta o tus pantalones, posiblemente la marca pertenezca a una empresa americana, no obstante, te aseguro que no estará fabricada allí. Esta claro que a los estadounidenses no les interesa desatar mucho polvo con la explotación, ya tuvieron bastante con Nike, aunque algunos no aprenden nunca. No es de extrañar que hayan ideado un nuevo sistema, más discreto, mediante el cual idiotizan a los explotados. El sistema es simple pero eficaz, dale a un perro vagabundo un trozo de pan y te seguirá hasta donde sea necesario. Algo así han hecho los americanos con nosotros, nos ofrecen toda una serie de productos, que según ellos son de gran utilidad, a cambio de que les dejemos entrar en nuestras casas, eso sí, sin olvidarse de nuestro dinero. Una vez en nuestro territorio es cuando empiezan a actuar, maquillan a los nuevos esclavos bajo el nombre de empleados y los esclavizan en sus fábricas o establecimientos. Un momento ¿No creéis que en el fondo los españoles somos un poco idiotas? Trabajamos para los americanos y obtenemos a cambio dinero, que curiosamente termina volviendo a sus legítimos dueños ya que compramos productos americanos que se venden por doquier aquí en España. Trabajamos para que nuestros jefes se lleven el dinero, eso ya no es esclavización, es de ser inútiles. Vale que a cambio de ese dinero nos ofrecen un montón de trastos inservibles que acabamos echando a la basura, es decir contaminando, pero no podemos olvidar que detrás de un tonto engañado siempre hay un listillo. Es que a veces parecen tontos los más listos ¿quien nos iba a decir a nosotros que una nación que tienen como cabeza pensante a un personaje, digamos peculiar, fuera capaz de urdir semejante plan? Incluso tienen todos sus papeles en regla, han tramado un plan tan meticuloso que no solo es eficaz, sino que pasa desapercibido, obviamente, por los idiotizados. A todo aquel que todavía no se crea nada de lo que aquí humildemente les he expuesto, les pido que la próxima vez que vaya a un Mc Donals le pregunten al dependiente cuanto cobra al mes por su trabajo y si le pagan mucho por las horas extras. Cuando escuchen que cobran 5 euros la hora, lo que viene siendo el precio de una comida en el Mc Donals, tal vez empiecen a darme la razón. Lo mismo pasa con las cajeras de los supermercados que duramente llegan a los 800 euros. Cabe la retorcida posibilidad de que usted piense que ese salario es razonable, enhorabuena, usted ya está acostumbrado a los nuevos hábitos del futuro. Porque ese empleado es el futuro inmigrante que ahora vemos por las calles, solo que sin tener que salir del país, nos lo ponen tan fácil que resulta imposible negarse. No es de extrañar que yo no sea racista, pues no odio o tengo miedo a las otras razas, soy "realista", pues odio y tengo miedo de está realidad.
Es por todo esto, por lo que siento un intenso malestar al ver a los inmigrantes deambulando por las calles, porque a mi mente vuelve la idea de que tan solo es cuestión de tiempo que los españoles acabemos así. Es por eso por lo que al observarles intentando adaptarse a nuestras costumbres, me imagino ese futuro desesperanzador donde tengamos que aceptar las malas costumbres de los “yankees”, mira ves eso ya forma parte del presente. Es por eso que siempre les doy la razón a los racistas cuando dicen que los negros no deberían estar aquí, porque los pobres inmigrantes tras sufrir la primera explotación que los dejó sin comida allá en su país ahora tienen que volver a ser explotados aquí. Y es por todo esto, por lo que al ver que cada vez son más los inmigrantes que vienen aquí y cada vez son más los que sucumben al sutil abuso al que nos tienen expuestos, pienso que al final si que nos tendremos que ir, pero a la mierda.

Es-tu-dia

Otro sueño roto, otro futuro que se desmorona, otro proyecto irrealizable por una cantidad tan insignificante. Bueno, para los que todavía no lo sepan quería entrar en psicología y no sabéis lo decepcionante que es no poder entrar por solo 19 centésimas.

Me levanté una mañana pensando “Chaval, hoy es tu día. Hoy sabrás si podrás estudiar psicología.” Busqué mi móvil y vi el mensaje, mi sueño empezaba a desvanecerse, no me habían admitido en psicología. Me acordé de un proverbio de Antonio Machado que decía “Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa. Adivínala.” Cada persona da su peculiar respuesta de este proverbio y el amor es la que más se repite. Pero ese día estaba seguro de que esa tercera cosa no podía ser otra que la hiel, la amargura. Además, si se analiza detenidamente se puede observar que entre el termino “vivir” y el termino “soñar” se encuentra la conjunción “y” y el determinante “el”, que juntos forman la solución a mi parecer más lógica y oportuna. Oportuna, porque creo que es el mejor ejemplo para narrar mi situación. Tenía un sueño, ser psicólogo, pero la vida se antepuso, 19 centésimas para ser más justos, y en ese paso intermedio en el cual todavía me encuentro está la hiel, la amargura de no saber que hacer si aceptar la vida o buscar otros sueños. Lo único que mantiene con vida a mi espíritu de soñador es saber que el sueño solo está resquebrajándose, que todavía no está roto del todo, que quedan listas de espera y que todavía puedo intentarlo el año que viene. Pero se muy bien que a medida que pase el tiempo, las grietas irán haciéndose más y más grandes y puede que cuando por fin me den permiso para construir ese sueño, se desmorone por culpa de su mal estado.
Hacer realidad los sueños sin ser ambicioso es la mejor forma de vivir la vida. El soñar y el vivir no deberían ir reñidos, si conseguimos unificar dichos términos conseguiremos suprimir la amargura. Obviamente, si estoy en esta situación también es por mi culpa, debería haber sido un poco más ambicioso y sacar mejor nota para pasar por delante de los demás en ese sueño por ser psicólogo, pero eso me convertiría en un “destructor” de los seños ajenos, pues otros estarían en el lugar en el que estoy ahora. De todas formas ¿qué más da? Al parecer lo único que nos enseñan en la vida, el único conocimiento valido, es el de que tenemos que triunfar aunque sea pisoteando a los demás. O pisas o te pisan, o comes o te comen, al fin y al cabo no somos tan diferentes de los animales. Pero no pasa nada, la lección queda aprendida, a partir de ahora seré un poco más previsor, empezando por elegir un nuevo sueño, por si el de ser psicólogo se desmoronase del todo. Mi nuevo sueño será tratar de evitar que más personas tengan que pasar por lo que yo he pasado, empezando por la elaboración de este texto. El conocimiento es patrimonio de la humanidad y como tal debería estar a merced de dicha humanidad. El conocimiento no debería estar a merced de los privilegiados porque, de ese modo, lo único que conseguiremos es estancar dicho conocimiento en lugar de expandirlo. Estoy seguro que todos los que contribuyeron a engrandecer ese conocimiento estarían de acuerdo conmigo, desde el descubridor del fuego hasta el mismísimo Einstein. Expandir el conocimiento es expandir el futuro. Creo que la mejor forma de empezar a expandir ese futuro es permitir que, los interesados, alcancen ese conocimiento y que con él puedan resolver sus dudas aportando, de ese modo, nuevas dudas o nuevos conocimientos. Señores, no quiero parecer alarmante, pero la enseñanza se ha corrompido ahora uno no estudia para conocer, sino para poder ganar dinero, otra de las enseñanzas aplicables a la vida, todo lo que se hace se debe hacer por dinero. Sueños rotos por culpa del elitismo y el dinero. Me despido de todos aquellos que aun no han perdido la esperanza que confieren los sueños con un sabio consejo: antes de embarcaros en cualquier sueño, aseguraros de que nadie ni nada os despertará antes de que el sueño se cumpla, pues una vez despierto es muy difícil volver a soñar con lo mismo. A mí me tocó despertar por 19 centésimas, por algo tan insignificante como eso.