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domingo, 28 de septiembre de 2008

Cierra los ojos...



Primero lee el texto escrito en rojo, luego haz lo que en el se indica y posteriormente lee el texto verde.


Cierra los ojos, concentra tu atención en crear una imagen en tu pensamiento. Relájate, Inspira y expira un par de veces para lograr estar completamente relajado. Imagínate en un momento de felicidad total, experimente como todo tú yo fluye. Experimenta como toda su felicidad envuelve su entorno. Piensa qué estarías haciendo en ese momento de felicidad, con quién y dónde estarías.


Déjame adivinar, estoy casi seguro de que el lugar en el que te encontraba estaba lejos de las ciudades ¿Alguna playa paradisíaca? ¿Un valle tal vez? ¿Un frondoso bosque? Seguro que no estarías junto a la cajera del supermercado o con algunos de los compañeros de trabajo, a los cuales no soléis hacer mucho caso aunque conviváis con ellos. Es probable que la persona que esté contigo sea una persona muy querida por vosotros aunque no tengáis un contacto tan directo y constante como con los compañeros de trabajo. Seguramente estarías realizando algo que se encuentre fuera de tú monotonía, seguro que no os habréis imaginado trabajando. No obstante, es posible que te hayas imaginado realizando alguna actividad que, aunque esté presente en tu horario habitual, no le sueles dedicar tantas horas como para saciar del todo tu satisfacción. Cabe la posibilidad de que alguien se haya imaginado en algún lugar más relacionado con el ser humano, como alguna discoteca o un simple café, pero este tipo de gente forman parte de un porcentaje realmente bajo, la mayoría coincide que su rincón de la felicidad está fuera de las ciudades, tal vez sea por el estrés. Esta sencilla prueba trata de demostrar que muchas veces encerramos nuestra felicidad entre cuatro paredes de hormigón y que al final el único reducto de felicidad será nuestra propia imaginación, pues ni siquiera quedaran playas paradisíacas, ni valles, ni gente que de verdad signifique algo para nosotros, ni ninguna otra actividad que no sea trabajar. Se que parece un poco extremista y alarmista e incluso repetitivo, pero es lo que pienso. Por si queríais saberlo yo me imaginé buceando en una playa del Caribe junto con una vieja amiga, la cual perdí por culpa de no ser yo mismo, por no ser más que un clon, un idiota absorbido por la monotonía, un idiota que tenía miedo a ser autentico y que el resto de clones le acusasen de estar loco por ser diferente. Al final metí la pata y ahora solo me queda la imaginación. Espero que no os pase lo mismo, ya tardáis en realizar lo que habéis imaginado…

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