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lunes, 29 de septiembre de 2008

El "arma definitiva".



Ya he empezado a leer libros de psicología y la verdad es que no puedes ni imaginarte lo curioso y apasionado que resultan algunos temas. El libro que me he leído, corto pero intenso, habla a grandes rasgos sobre la psicología positiva. Por si a alguien le interesa el libro viene junto con la revista Quo de este mes, una revista bastante interesante, y se titula "¿Está lleno tu cubo? Cómo potenciar tus emociones positivas". En el libro se explica la importancia de la felicidad y el afecto en el ser humano y como llenarse de felicidad. Utiliza una metáfora para explicar la importancia del reparto de felicidad, la metáfora del cubo. Esta metáfora explica que en el interior de cada persona hay una especie de cubo que se llena de felicidad, si el cubo está lleno la persona rebosa felicidad, si está vacío la persona cae en una grave depresión con efectos muy desastrosos para la persona, como leereis en el fragmento de el libro que he transcrito (parte del texto de color blanco). Cada persona tiene también un cucharón con el que reparte o coge felicidad a otros cubos. El cucharón es el equivalente metafórico de los buenos o los malos actos. Realizar buenos actos llena los cubos de los demás y realizar malos actos los vacía, llenar o vaciar otros cubos equivale a llenar o vaciar el tuyo. De este modo, cuantos más cubos llenes, más lleno estará tu propio cubo. A continuación pongo un resumen de uno de los capítulos que me sorprendió bastante:

“Después de la guerra de Corea, William E. Mayer, el director de psiquiatría del ejercito de Estados Unidos, investigó a mil prisioneros de guerra americanos que habían estado detenidos en campos de Corea del Norte. Estudió uno de los casos de guerra psicológica más extremos y perversos nunca vistos.
Los campos de prisioneros no fueron catalogados como especialmente crueles o atípicos de acuerdo a las normas convencionales. Los cautivos disponían de agua, alimentos y abrigo. No fueron sometidos a las torturas físicas normales en esa época. De hecho, en los campos se registraron menos denuncias de malos tratos físicos que en cualquier otro conflicto importante a lo largo de la historia. Los prisioneros no se encontraban entre alambradas. No había guardas armados que vigilaran los campos y ningún soldado trató nunca de escapar. Por el contrario, estos hombres solían abandonar la disciplina y se enfrentaban entre ellos, incluso llegaban en ocasiones a establecer una estrecha relación con sus captores.
Cuando los supervivientes fueron liberados, se les ofreció la posibilidad de telefonear a sus allegados para transmitirles la noticia de que estaban vivos. Muy pocos se tomaron la molestia de hacerlo.
Muy pocos soldados mantuvieron la amistad o el contacto con los demás. Cada uno de ellos se encontraba en una “celda de aislamiento mental… sin barrotes ni cemento”.
Padecían la enfermedad de la desesperanza. No era extraño que un soldado se encaminara hacia su cabaña, mirara a su alrededor y decidiera finalmente que no tenía ningún sentido seguir esforzándose en su propia supervivencia. Se dirigía a una esquina, se sentaba y se cubría la cabeza con una manta. Al cabo de dos días moría.
De hecho, los soldados lo denominaban “abandonitis”. Los médicos lo definieron como “miriasmus”. Si a los soldados los hubieran golpeado, escupido o abofeteado se habrían enfurecido. Su enfado les habría proporcionado una motivación para sobrevivir.
Se habían rendido completamente, tanto mental como físicamente. ¿Cómo pudo ocurrir? Los captores de Corea del Norte. Utilizaban lo que Mayer describió como “el arma de guerra” definitiva.
El objetivo de los norcoreanos era “negar a los hombres el sostén emocional que las relaciones interpersonales proporciona”. Para lograrlo, los captores empleaban cuatro tipos de tácticas:
• La delación, los norcoreanos ofrecían a los prisioneros incentivos, como cigarrillos, cuando se traicionaban los unos a los otros. Ni el denunciado ni el soldado que le había delatado eran castigados. Su idea era quebrar las relaciones y lograr que los hombres se enfrentaran entre sí.
• La autocrítica, los captores reunían grupos de entre diez y doce soldados y aplicaban lo que Mayer describe como “una psicoterapia de grupo distorsionada”. Se le exigía a cada hombre que se levantara y confesara delante del grupo todo lo malo que había hecho, así como los actos buenos que había omitido realizar. Los captores crearon un entorno en el que los cubos de buena voluntad eran vaciados constante y despiadadamente mediante el sutil quebrantamiento del afecto, la confianza, el respeto y la aceptación social entre los soldados estadounidenses.
• Romper la lealtad hacia los líderes, el quebrantamiento lento pero inexorable de la lealtad de los soldados hacia sus superiores. En una ocasión, un coronel ordenó a uno de sus hombres que no bebiera agua de un campo de arroz porque sabía que estaba contaminada. El soldado miró al coronel y le espetó: “Compañero, tú ya no eres coronel; tú eres sencillamente un asqueroso prisionero como yo. Tú te ocupas de tus asuntos y yo de los míos”. El soldado murió de disentería. En otra ocasión, cuarenta hombres permanecieron impasibles mientras tres de sus camaradas, enfermos, eran expulsados de sus chozas y abandonados hasta su muerte a la intemperie. ¿Por qué no hicieron nada estos hombres? No era su obligación, los soldados ya no se interesaban los unos por los otros.
• La ausencia de cualquier apoyo emocional positivo, si un soldado recibía una carta de ánimo de su casa, los carceleros la retenían. Sin embargo, todas las cartas negativas, como las comunicaban la defunción de algún pariente o algún divorcio eran puntualmente entregadas. Los norcoreanos llegaban incluso a entregar facturas impagadas. Los efectos eran devastadores: los soldados carecían de una razón para vivir y perdían toda confianza en sí mismos, en las personas que amaban, por no mencionar en Dios o en su patria.” (Como potenciar tus emociones positivas, Cap1 Las actitudes negativas aniquilan.)

Mientras estaba transcribiendo el texto, no he podido evitar darme cuenta que queda demostrado una vez más que la infelicidad conlleva inevitablemente a la muerte. Pero yo veo algo mucho más alarmante en ese texto, podéis llamarme loco, exagerado o lo que se os ocurra. No obstante, creo que este texto puede servir de ejemplo de la sociedad actual. Obviamente no estamos presos por norcoreanos, que nadie se asuste de momento. Pero observando las cuatro técnicas que utilizaban los norcoreanos, uno se da cuenta que:
• La justicia funciona de un modo muy parecido al de la delación, cualquiera puede acusar a otra persona de algo y no recibir ningún castigo por hacerlo, eso sí, el malo es castigado. No obstante la justicia no quita que, en el fondo, todos estemos un tanto intranquilos. Ojo, tal vez parezca que me esté contradiciendo, pero a lo que me refiero es que ahora la gente que anda metida en lo que no debe se siente insegura ante cualquier persona. Pensareis “pues no te metas en líos” correcto, pero la justicia al fin y al cabo es un elemento de control y claro, su control es tal, que nadie puede ir contra ella sin ser denunciado o criticado por ello. Pero sin embargo el control si que es malo ya que es el que crea la desconfianza, la gente empieza a creer que los problemas se solucionan conmás policia y más vigilancia y eso no es bueno, quien quiera entenderme que me entienda.
• Las confesiones en las iglesias podrían ser el equivalente a la autocrítica, pero como meterse también con la iglesia sería pasarme un poco y además en esa autocrítica no se hace participe al resto de personas, solo a una, no sirve. Pero si sirve el ver como la sociedad actual se empeña más en criticar lo negativo de la gente que en alabar las virtudes. Lo cual no es autocrítica, sino critica directa, pero vacía del mismo modo el cubo de cada individuo.
• La ruptura de la fidelidad hacia los lideres y el país viene de la mano del sistema democrático actual. Pensareis “Joder este tío está loco, critica todo lo “incriticable”.”, pero es que este sistema implica que haya alguien en la oposición y esa oposición no hace otra cosa que criticar y menospreciar al líder actual y decir que si el país va mal es por culpa del líder que dirige ese país, lo cual hace que la gente desconfíe del líder de turno y del futuro de su país. Esta desconfianza hacia los líderes se puede comparar con la desobediencia sobre los profesores por parte de los alumnos.
• La ausencia de cualquier apoyo emocional positivo, pues qué queréis que os diga, mirad el telediario, la gran mayoría de las noticias son negativas o de contenido neutro. No es que no sucedan cosas positivas, simplemente es que ese tipo de noticias no interesan.
Estos ejemplos de la sociedad son una muestra de que el mundo se encamina hacia la decadencia, el mundo no hace más que vaciar sus cubos, lo cual lleva a suicidios o a matanzas a manos de suicidas. Para los que no tengan suficientes ejemplos, el ejemplo de los soldados que pasaban de largo al ver a sus compañeros enfermos morirse me recuerda horrores a aquel video que sacaron en las noticias, como no, en el que se mostraba como una señora se desplomaba en un hospital y nadie se molestó en ayudarla durante un largo periodo de tiempo, habiéndolaincluso habiendo sido vista por varias personas. Si no tenéis suficientes pruebas, yo no puedo ofreceros más. Seguramente pensareis joder este tio es un pesimista en potencia, de un libro de pensamientos positivos se haquedado solo con lo malo. Bueno, si pensáis como yo, tal vez ahora estéis un poco más preocupados, pero tranquilos, los cubos no están rotos, se pueden volver a llenar y eso es ser positivo…

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