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viernes, 17 de octubre de 2008

Espejito, espejito trágico ¿Quién es la más anoréxica del reino?


La joven adolescente de diecisiete años se levanta y dando tumbos consigue llegar hasta el cuarto de baño sin ni siquiera dar los buenos días a su hermano y a sus padres. Una vez allí, se mira en el espejo. Ella ve a una persona rechoncha que la mira con cara de asco desde el otro lado del espejo. Cualquier otra persona solo vería un esqueleto recubierto de piel, mirándoles con cara mórbida desde el otro lado, algo así como un espíritu atormentado. Una lágrima recorre su pálida mejilla y se gira en busca de la báscula. Tras comprobar los datos, su cara refleja una angustia tan fuerte que ningún alma en pena hubiese podido superar y piensa “No puede ser, dos kilos más”. Sale del baño y se sienta en la mesa. Informa a su familia que no tiene hambre, que comerá un poco de fruta y ya está. Ni siquiera tiene fuerza suficiente como para levantar el cuchillo y el tenedor. Su padre la contempla con rostro serio. Su madre le dice que tiene que comer más, que el cuerpo necesita alimentarse, que de seguir así acabaría en el hospital, que no esta dispuesta a ir al cementerio cada vez que quiera ver a su hija. La desesperación de la madre hace que la joven se incomode y se enfade. “Siempre igual, no sabéis decir otra cosa, estoy harta de escuchar siempre la misma canción, es mi vida, mi cuerpo y hago con él lo que me da la gana.” Grita la joven mientras aparta su plato de comida con asco. Su padre se cabrea, la castiga a su habitación, pero no sin antes comer el trozo de carne que tenía en el plato. La joven se va llorando a su habitación, su hermano de nueve años refleja la preocupación en su rostro “Todos los días el mismo teatro” dice su padre.

Las cinco de la tarde y la joven seguía encerrada en su habitación sin abrir a nadie y sin contestar a las suplicas de su madre. Los padres deciden ir a comprar y dejan a su hijo a cargo de su hermana. Nada más irse los padres, el chiquillo llama a la puerta de su hermana, le pide por favor que salga. Ella siempre a tratado a su hermano como si fuese un crío repelente, pero este siempre ha estado muy preocupado por eso de la “enfermedad” de su hermana que tantas veces había escuchado de boca de sus padres. La joven no contesta a las llamadas de su hermano. El joven tiene una idea, sale corriendo hacia el baño. Al cabo de unos segundos vuelve y aconseja un buen baño de agua caliente a su hermana. Al parecer la idea a dado resultado, pues su hermana sale de la habitación quitando de en medio a su hermano de un empujón. Mientras la joven se dirige al baño su hermano se dirige a la cocina, pues tenía hambre. La chica entra en el baño, cierra la puerta sin pasar el pestillo y llena la bañera de agua caliente, prácticamente a rebosar.


Una luz intensa desconcierta a la joven durante un par de segundos obligándola a sentarse en la taza del váter. Por un momento piensa que tal vez su madre tiene razón y de seguir así acabaría muriéndose, pero borra rápidamente ese pensamiento de la cabeza y se mete en la bañera. Cierra los ojos, se pone a pensar todo lo que ha sucedido antes y… piensa que tal vez tengan razón, que tal vez necesite ayuda. Llora, se siente mal, quiere que todo acabe ya y… se levanta rápidamente de la bañera, está dispuesta a pedir perdón y a recibir la ayuda necesaria. Sale de la bañera empapada, levanta la mirada y… se pone a llorar, no podía creer lo que estaba viendo, el espejo estaba empañado y en él se podía leer “Por favor hermanita, come.” Con ese simple gesto su hermano le había enseñado una lección muy importante. No hay que perder el tiempo tratando de estilizar la imagen que está detrás de un espejo, ya que con el tiempo el espejo se empaña y lo único que queda es la personalidad de cada cual y el cariño que puedan volcar en uno. La joven abrió la puerta del baño y allí estaba su hermano con el brazo tendido, ofreciéndole su bocadillo. La joven se puso a llorar y abrazó fuertemente a su hermano dándole las gracias. Entre lágrimas de felicidad le dio un gran mordisco al bocadillo y el niño sonrió junto a su hermana. Por fin volvía a ser la de siempre, con ganas de comerse el mundo, con ganas de alimentarse de amor y afecto y por supuesto con ganas de comer alimentos.


Lamentablemente esto no es la Metro Goldwin Mayer y no existe el final feliz en esta historia. Este es el autentico final de lo que pasó:


Una luz intensa desconcierta a la joven durante un par de segundos obligándola a sentarse en la taza del váter. “Menuda mierda de vida” piensa mientras se mete en la bañera. Cierra los ojos, se pone a pensar todo lo que ha sucedido antes y… piensa que su madre no tiene razón, nadie podrá ayudarla jamás. Llora, se siente mal, quiere que todo acabe ya y…se levanta rápidamente de la bañera, está dispuesta a hacer lo impensable, está dispuesta a rendirse. Sale de la bañera ofuscada, levanta la mirada y… se pone a llorar, no podía creer lo que iba a hacer, coge la cuchilla de afeitar de su padre y vuelve a la bañera, sin ni siquiera leer el mensaje de su hermano a causa de las lágrimas. Una vez dentro de la bañera, se corta las venas… Su hermano, cansado de llamarla, decide entrar en el cuarto de baño, se queda paralizado, el cuerpo de su hermana yacía en una bañera llena de sangre. El chaval presa del shock deja caer el bocadillo que con tanto amor había preparado para su hermana. El bocadillo toca el suelo al mismo tiempo que lo hacen un puñado de lágrimas. El chico todavía semiparalizado gira su cabeza lentamente para leer el mensaje del espejo que él mismo había escrito. El chico, enfurecido, coge la jabonera de porcelana y la arroja contra el espejo. Este se rompe en mil pedazos del mismo modo que lo había hecho el alma del chaval. Con lágrimas en los ojos le susurra al espejo “Esto ha sido culpa tuya”. El reflejo del joven aparece en uno de los trozos rotos del cristal, no le estaba hablando al espejo, sino a su reflejo en el espejo. El joven se echó la culpa de la muerte de su hermana durante toda la vida. Este es el autentico final de esta historia, cada vez que el joven ve un espejo, la imagen de su hermana muerta en la bañera aparece al otro lado, la tortura y la condena le persiguieron a él y al resto de sus familiares durante toda su vida.


Tú eliges, o empañas el espejo con el calor de tu gente olvidándote de lo que hay detrás o dejas que tu imagen quede atrapada y reflejada por siempre jamás detrás del espejo y de las lágrimas de tristeza de tu gente.


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