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sábado, 17 de enero de 2009

Mis argumentos contra el creyente.


Estudiando el librito que me dejó el testigo de Jehová, llegue a muchas conclusiones, más de las que pensaba. La primera de ellas es que los creyentes, tienen sus motivos para creer, por eso he decidido no meterme mucho con ellos. No obstante, pienso que no deberían vivir presos del miedo y del pánico, por eso creo que es necesario que todo creyente lea mis argumentos y después decida sobre como es mejor vivir. Empecemos pues con mis hipótesis, hipótesis que obviamente están argumentas en relación con el librito del testigo de Jehová:


La religión es el refugio de los cobardes.


No es tan perfecta como se nos quiere hacer ver.


Pensareis, pues vaya, con eso no convencerás a nadie. Paciencia, eso son las hipótesis, ahora vienen los argumentos.


La religión es el refugio de los cobardes.


Imaginaos que acabáis de nacer, que olvidáis todo lo anterior, todo el conocimiento que el ser humano ha ido aprendiendo. Veis como vuestros compañeros, que también acaban de nacer, se van muriendo. Son seres queridos que desaparecen sin más, se van a ningún lugar, se convierten en polvo. ¿No os preguntaríais donde van? Al comentar con otras personas que también han perdido seres queridos ¿no sentiríais la necesidad de encontrar algún consuelo o explicación a la muerte? Eso es lo que hicieron los primeros creyentes, tratar de encontrar una explicación a todo aquello que no podían darle explicación. Al no poder asumir la verdad, al no poder asumir que no tenían ni idea de adonde iban los seres queridos o porqué existían los vivos, decidieron respaldarse en algo superior. Algo que no necesitase ser demostrado. Así nacieron los dioses. Los dioses no son más que la solución que imponen aquellos que no quieren reconocer la verdad. Resulta irónico ¿no creen? Tratar de demostrar la verdad en algo que no puede ser demostrado, sin embargo suelen decir que Dios es verdadero. De este modo se aseguran que todo queda explicado, es como decir existimos y morimos y pasan cosas en la Tierra porque los marcianos están jugando con nosotros y los marcianos son verdaderos. Hay la misma verdad en la explicación de que las cosas suceden por culpa de los marcianos que en la de los dioses. ¿Cómo explicar el por qué vivimos o morimos? Eso es algo que nunca sabremos, para explicar algo, hay que experimentarlo de principio a fin. No podemos explicar lo que hay antes ni lo que hay después, si no lo experimentamos. Tal vez sea esa la clave del éxito de lo eterno en la religión. Piénselo ¿Cuál es la mejor forma de explicar lo que hay antes y lo que hay después? Pues creando un ser eterno, algo que no tiene ni principio ni fin, aunque ahora que pienso si no tiene ni principio ni fin a ver como lo explica. De todas formas un ser eterno podría explicarnos cual es nuestro origen y cual será nuestro final, pues seguro que estuvo antes que nosotros y seguro que estará mucho después de nosotros. Sentadas las bases y resueltas las dudas sobre su existencia, los seres recién nacidos en la racionalidad, necesitaron acallar otra gran duda, estaba claro que ese ser eterno tendía la solución a la respuesta “¿Qué hay después de la vida?”, pero que pensarían esos seres dolidos al perder a sus seres queridos y sabiendo ahora que solo lo eterno vive después de ellos, obviamente, afirmar que ese ser eterno los salvará de la muerte y vivirán eternamente, sin sufrir el dolor de perder a sus seres queridos. De ese modo esos seres recién nacidos en la razón consiguieron acallar el dolor que reinaba en su conciencia al perder a seres queridos, pues sabían que volverían a verlos eternamente. Pero un momento, si ese ser eterno nos salva de la muerte es que también nos dio la vida. De ese modo los seres racionales mataron dos pájaros de un tiro. Creando un ser eterno que explicase cual fue su creación y cual será su futuro, los seres racionales ya no necesitaban preocuparse de nada más. Tal vez retocar y adornar su magnifica deducción. Estableciendo que si un ser era capaz de crearles es porque era más poderoso que ellos mismos, era un ser con un poder incalculable, por lo tanto debía ser perfecto. Surgieron así las cualidades principales de ese ser al que llamaron Dios: perfecto, eterno y todopoderoso.

Con un nuevo Dios creado, los nuevos seres podían respirar tranquilos, ahora sabían que Dios les había dado la vida y que morirían para vivir una vida perfecta y eterna (Más adelante hablaremos de esa vida.) Pero ¿qué sucedió? Que ese grupo de seres recién nacidos empezó a creer en ese ser imaginario. Empezaron a fantasear con él, empezaron a anhelar su vida eterna, su poder, la perfección. Esto hizo que estos seres anhelasen el poder. Anhelasen estar por encima de los demás seres, para así acercarse a su dios. Esto hizo que los seres tuvieran que adornar mejor a su amigo imaginario. Establecieron que los seres debían obedecer a su Dios y no tratar de ser como él. Establecieron los mandamientos y relataron numerosos sermones y enseñanzas en torno a su Dios. Como por ejemplo, que solo Dios podía gobernar porque era justo, otra cualidad, y el ser humano debía abstenerse de gobernar, tan solo amar a su Dios y todo lo que este ha credo. De este modo garantizaban que los seres no tratasen de obtener el poder y evitar así convertir el mundo en un caos. Ahora los seres tenían a un ser poderoso, un ser que nunca se equivocaba, al cual seguir. De nuevo la inseguridad de estos seres volvía a verse reforzada al creer en un ser superior. De nuevo los cobardes que no saben afrontar la vida recurrieron a un ser superior. Muchos se preguntaron por qué algo que había creado Dios, algo perfecto, podía haberse revelado contra su creador y hubiese intentado ser como él, causando daño a otros seres. Este pensamiento que hacía tambalear la reflexión sobre la vida, hizo que los creyentes, crearan el mal, crearan a Satanás. Enemigo de Dios, aquel que otorgó el pecado a los seres humanos, aquel que les concedió libre albedrío. De este modo podían echar la culpa del comportamiento humano a otro ser que no necesitaba ser demostrado, un ser que engañaba al hombre para alejarlo de su Dios. Al crear a Satanás los creyentes volvieron a patinar, pero lo explicaré cuando explique la otra hipótesis. Ya estaba todo claro, nada podía fallar, estaba todo explicado. Nuestra creación, nuestra misión en la vida, nuestro final, teníamos a alguien que nos gobernaba, que tomaba nuestras decisiones sin equivocarse (de nuevo aparece reflejado el miedo de los cobardes a afrontar la vida.), no es algo maravilloso, nosotros solo teníamos que limitarnos a hacer lo que él nos dijese y todo iría como la seda. Hasta que los seres descubrieron a otros seres, cuyos dioses no coincidían. Se basaban en lo mismo, adorar a uno o varios dioses para recibir como recompensa la vida eterna o una vida perfecta y feliz, pero se diferenciaban en los matices. De este modo podría quedar debatido el argumento deontológico de Santo Tomás de Aquino, que decía que Dios tenía que existir porque todo el mundo creía en un dios, en algo superior. Sí, claro que todo el mundo cree en algo superior, porque todo el mundo, al experimentar eso que llaman vida, se plantea las mismas preguntas, solo que cada cual las resuelve a su modo. Volviendo al tinglado. Esos seres no podían permitir que los demás seres pusiesen en duda sus respuestas a las dudas de la vida con lo que les había costado llegar a ellas. Así que se aseguraron de que sus seguidores solo siguiesen a su Dios prohibiendo las otras religiones. Pero la semilla de la duda ya estaba implantada y tarde o temprano alguien preguntó ¿Cómo podemos estar seguros de que lo que tú me cuentas es cierto? La respuesta de los creyentes, como el resto de respuestas que no tenían fácil solución, estaba en su Dios. Dios fue el que mandó escribir la Biblia según su palabra a través de los seres humanos. De nuevo los cobardes evadían la realidad al cargarle el muerto a su amigo imaginario. Todo empezaba a cobrar sentido, nada podía fallar nadie podía contradecir a ese ser perfecto que habían creado. Lo malo no sucedía por su culpa, lo bueno era cosa suya. ¿Quién es capaz de ir contra un ser así? Sería como ir en contra de la perfección… Esta historia es mi argumento de que la mayoría de las religiones, por no decir todas, no son más que el intento desesperado de unos cobardes, que ante la frustración y el miedo que les produce no saber la verdad deciden que la cosa más sensata es creer en algo que no existe o que no necesita ser demostrado. ¿Cómo afrontar la vida entonces? Yo no os voy a dar la verdadera respuesta, pues aun no he terminado de experimentarla, pero puedo aconsejaros como terminarla. Al fin y al cabo eso es lo que ha estado haciendo la religión durante todos estos años. Pero antes vayamos al grano, las contradicciones.


No es tan perfecta como se nos quiere hacer ver.


Para ello hay que ir al inicio de todo, cuando esos seres, estipularon que su Dios era eterno, todopoderoso y perfecto, ya que esos tres términos son la primera gran contradicción. No quiero atribuirme meritos que no me corresponden, esta contradicción era de otra persona, lo que pasa es que no recuerdo su nombre. Decía que Dios no podía ser perfecto, todopoderoso y eterno a la vez. Si dios era eterno, había algo que como ser todopoderoso, no podía hacer…Suicidarse. Está claro que Dios no podía morir y ser eterno a la vez, luego no era perfecto. Esto defiende mi hipótesis de que la perfección dada desde todos los sentidos en un ser es imperfecta. Los creyentes quisieron atribuirle tantas cosas perfectas a su Dios que lo convirtieron en imperfecto. Dios es justo y bondadoso, Dios es amor y nos quiere, entonces…¿Para que va a gobernarnos? ¿Qué necesidad tiene de que le adoremos? Ya lo decía Platón, donde reina el amor sobran las leyes. Si Dios nos quiere ¿Para que gobernarnos? Si Dios es justo, misericordioso y todopoderoso ¿Por qué decide que la mejor opción es provocar un diluvio y matar a millones de personas en lugar de chasquear los dedos y poner fin a la maldad en el ser humano? Un creyente estará pensando, porque Dios prometió no inmiscuirse en nuestros asuntos, nosotros debemos alejarnos del mal por nuestra cuenta. Muy bien, a ver si lo entiendo, ¿Dios no quiere cambiarnos ni influir en nosotros pero derrama la sangre de miles de personas? ¿Donde queda el no matarás en un ser tan justo y perfecto? Un ser que contradice sus propias leyes, de perfecto y justo poco. Según el librito todo eso tiene una explicación. En el jardín del Edén, Satanás tentó a Adán y Eva, que gozaban de una fabulosa vida tan perfecta que no se tenían que molestar ni siquiera en tomar decisiones (La vida ideal de los cobardes), los dos probaron del fruto prohibido y cayó sobre ellos el libre albedrío. Por fin eran libres de elegir, por fin podían ser ellos mismos, por fin podían vivir su vida, no la que un Dios quería que viviesen. Según esta historia Satanás era un héroe que liberó a Adán y a Eva de la vida eterna y perfecta. Una vida que no viven ellos por si mismos, sino a través de su Dios, sin poder tomar otras decisiones que no fuesen las de su Dios. Dios trató de experimentar lo que es la vida creando un ser a su imagen y semejanza, pero le otorgó el único modelo de vida que Dios entendía, la vida eterna y perfecta, con lo cual Dios se quedó sin experimentar la vida. Adán y Eva estaban condenados en el paraíso (me encanta la frase), vivían una vida que no era la suya, sin ilusión, sin sueños, sin decisiones, y lo que es peor, estaban condenados a vivir eternamente en ese estado de entrega total a su Dios. No es de extrañar que su Dios sienta la necesidad de decidir por los demás, de controlar sus vidas, aunque sea bajo el amparo de la perfección, porque Dios no ha estado nunca vivo, nunca ha sabido lo que es tomar decisiones por si mismo, nunca ha sabido lo que es equivocarse, nunca a aprendido de sus errores. Satanás como ser eterno llegó a esa conclusión y entendió que el ser humano no debía pasar por la misma condena que ellos dos y decidió darles libre albedrío a los seres humanos, les ofreció la muerte para poder darles la vida. No hay vida sin muerte ni muerte sin vida. Dios como ser eterno, que no puede morir, nunca ha podido experimentar el frenesí de la vida. Luego Dios no lo sabe todo, ni tiene idea de cómo ha de vivir un ser vivo. La muerte es ley de vida y la ley de la vida es la única ley que debe cumplirse hasta la muerte. Tal vez el mayor error que ha cometido ese ser perfecto, fue el concederle una vida eterna a su creación. Dios pactó con Satanás y le dijo, concédeles el don de elegir, el don de dudar, tu serás el mal y yo el bien. Pero nos mantendremos al margen de todo. Es más, si los seres humanos se olvidan de nosotros mejor, así podrán vivir al máximo sus vidas y nosotros podremos disfrutar de ver como disfrutan de esas vidas. Si pasan cosas malas es porque Dios no quiere interferir por nosotros, como ser que no comete errores, ya cometió uno en el pasado, no concedernos el don de la muerte, pero lo ha solucionado. Espera un momento, Dios promete vida eterna a aquel que le adore y siga sus pasos ¿Significa eso que Dios condenará con la vida eterna, a todos aquellos que le adoren y sigan? No lo se, yo no me arriesgaré, ni trataré de descubrirlo. No puedo decir que Dios no existe eso es evidente, pero puedo ponerme de su parte al pensar que lo mejor para él es que le dejemos en paz, pobrecito ya tiene bastante con no poder morir nunca. Dios o Satanás, me da igual es el mismo perro con distinto collar, quiere que vivamos la vida que nos ha dado, nuestra vida, una vida tan imperfecta y llena de baches que resulta perfecta si la comparamos con la vida tan imperfecta que tienen los dioses. Condenados a no poder elegir, condenados a vivir eternamente, sin poder cambiar, sin dejar de existir, sin saber lo que significa estar vivo. Pobres dioses ¿Por qué nos empeñaríamos en crearlos, si no nos hacen falta? Lo mejor será que los destruyamos, y la única forma es que caigan en el olvido, dejad de adorarlos, ellos quieren que vivamos nuestra vida sin seguir a nadie más que a nosotros mismos. ¿No os dan lastima los pobres dioses? Tuvieron que existir para darnos la respuesta de porque morimos… Para disfrutar de cada momento de nuestras vidas como si fuese el último, para poder ser felices, para poder estar vivos. Pero ellos tuvieron que quedarse ahí en nuestro supuesto mundo perfecto, condenados, nos equivocamos al elegirlos como solución al gran misterio de la muerte. Nuestra vida fue su condena. Lo único que podemos hacer ahora por ellos es olvidarlos. Los dioses han perdido el juicio y ahora les toca cumplir condena.


Se quedan en el tintero contradicciones pequeñas, matices, pero esto se está haciendo largo. ¿Creéis que tengo alguna posibilidad? Mañana os contaré, si viene claro, es libre de tomar sus decisiones y no venir, a no, que su fe en Dios le obligará a venir de todos modos, debe cumplir lo prometido, es lo que Dios quiere. Bueno, lo que el cree que quiere su Dios.


Termino con una de esas pequeñas contradicciones que me han hecho sonreír. En el libro dicen “Imagínese que mientras da un paseo, el cielo se va cubriendo de nubarrones. De repente varios relámpagos iluminan el cielo, y comienza a tronar y a llover a cántaros. Usted sale corriendo en busca de un sitio donde refugiarse. Entonces ve que, junto al camino, hay un cobertizo. Está seco y parece resistente. ¡Cuánto se alegra de haberlo encontrado! […] Jehová, el creador y soberano del universo, puede ser nuestro refugio.” Al leer esas frases me reí, pensé “Cobardes, normal que hubiese echado a correr al ver como el agua me empapaba, pero no me hubiese detenido en el cobertizo, hubiese seguido corriendo, empapándome de vida. Sin importarme nada más que vivir. Pobres aquellos que tienen miedo a la vida, a la tormenta, porque nunca sabrán lo que es estar vivos, vivirán eternamente sin estar vivos, es decir estarán tan muertos como lo estaré yo el día que llegue el momento. Mi consejo, no tratéis de ser dioses y vivid la vida...

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