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lunes, 21 de julio de 2008

Es-tu-dia

Otro sueño roto, otro futuro que se desmorona, otro proyecto irrealizable por una cantidad tan insignificante. Bueno, para los que todavía no lo sepan quería entrar en psicología y no sabéis lo decepcionante que es no poder entrar por solo 19 centésimas.

Me levanté una mañana pensando “Chaval, hoy es tu día. Hoy sabrás si podrás estudiar psicología.” Busqué mi móvil y vi el mensaje, mi sueño empezaba a desvanecerse, no me habían admitido en psicología. Me acordé de un proverbio de Antonio Machado que decía “Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa. Adivínala.” Cada persona da su peculiar respuesta de este proverbio y el amor es la que más se repite. Pero ese día estaba seguro de que esa tercera cosa no podía ser otra que la hiel, la amargura. Además, si se analiza detenidamente se puede observar que entre el termino “vivir” y el termino “soñar” se encuentra la conjunción “y” y el determinante “el”, que juntos forman la solución a mi parecer más lógica y oportuna. Oportuna, porque creo que es el mejor ejemplo para narrar mi situación. Tenía un sueño, ser psicólogo, pero la vida se antepuso, 19 centésimas para ser más justos, y en ese paso intermedio en el cual todavía me encuentro está la hiel, la amargura de no saber que hacer si aceptar la vida o buscar otros sueños. Lo único que mantiene con vida a mi espíritu de soñador es saber que el sueño solo está resquebrajándose, que todavía no está roto del todo, que quedan listas de espera y que todavía puedo intentarlo el año que viene. Pero se muy bien que a medida que pase el tiempo, las grietas irán haciéndose más y más grandes y puede que cuando por fin me den permiso para construir ese sueño, se desmorone por culpa de su mal estado.
Hacer realidad los sueños sin ser ambicioso es la mejor forma de vivir la vida. El soñar y el vivir no deberían ir reñidos, si conseguimos unificar dichos términos conseguiremos suprimir la amargura. Obviamente, si estoy en esta situación también es por mi culpa, debería haber sido un poco más ambicioso y sacar mejor nota para pasar por delante de los demás en ese sueño por ser psicólogo, pero eso me convertiría en un “destructor” de los seños ajenos, pues otros estarían en el lugar en el que estoy ahora. De todas formas ¿qué más da? Al parecer lo único que nos enseñan en la vida, el único conocimiento valido, es el de que tenemos que triunfar aunque sea pisoteando a los demás. O pisas o te pisan, o comes o te comen, al fin y al cabo no somos tan diferentes de los animales. Pero no pasa nada, la lección queda aprendida, a partir de ahora seré un poco más previsor, empezando por elegir un nuevo sueño, por si el de ser psicólogo se desmoronase del todo. Mi nuevo sueño será tratar de evitar que más personas tengan que pasar por lo que yo he pasado, empezando por la elaboración de este texto. El conocimiento es patrimonio de la humanidad y como tal debería estar a merced de dicha humanidad. El conocimiento no debería estar a merced de los privilegiados porque, de ese modo, lo único que conseguiremos es estancar dicho conocimiento en lugar de expandirlo. Estoy seguro que todos los que contribuyeron a engrandecer ese conocimiento estarían de acuerdo conmigo, desde el descubridor del fuego hasta el mismísimo Einstein. Expandir el conocimiento es expandir el futuro. Creo que la mejor forma de empezar a expandir ese futuro es permitir que, los interesados, alcancen ese conocimiento y que con él puedan resolver sus dudas aportando, de ese modo, nuevas dudas o nuevos conocimientos. Señores, no quiero parecer alarmante, pero la enseñanza se ha corrompido ahora uno no estudia para conocer, sino para poder ganar dinero, otra de las enseñanzas aplicables a la vida, todo lo que se hace se debe hacer por dinero. Sueños rotos por culpa del elitismo y el dinero. Me despido de todos aquellos que aun no han perdido la esperanza que confieren los sueños con un sabio consejo: antes de embarcaros en cualquier sueño, aseguraros de que nadie ni nada os despertará antes de que el sueño se cumpla, pues una vez despierto es muy difícil volver a soñar con lo mismo. A mí me tocó despertar por 19 centésimas, por algo tan insignificante como eso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues yo, si algo he aprendido en la vida es que todo es relativo, que depende de los ojos con que se mire.

"19 céntesimas" ocupa más espacio por escrito de lo que realmente es... Pero es lo que ocurre cuando la demanda es mayor que la oferta. ¿Es eso justo? No soy yo quien juzgará lo justo y lo injusto. Pero no creo que podamos hacer mucho al respecto.

Me viene a la cabeza gente que tuvo un sueño que intentó ser corrompido por algo tan insignificante, tan pusílanime, como lo son unas céntesimas. Pero como he dicho, solo intentó ser corrompido, no llegó a romperse porque la perseverancia entre otras, vencieron.

Como tu bien me dijiste, estudiar a la sociedad es de locos, es tan complicado...No hables de eletismo, ni de gigantes que pisan a pequeños sin importarles nada. Pero eso sí, no te dejes comer, no te dejes pisar y siempre siempre lucha por tus sueños. Porque al fin y al cabo es lo que nos mantiene firmes en este mundo. Es nuestra vía de escape.

Y no se si es muy atrevido decirlo o qué. Pero creo que conseguirás ese sueño que persigues, no te rindas, aún no, aún queda la subasta.

Mucha suerte, de verdad.