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domingo, 3 de febrero de 2008

Sueños: La quinta dimensión.

Es por todos bien sabido, que somos capaces de percibir y medir cuatro dimensiones: La primera es la anchura, la segunda es la longitud, la tercera es la altura y la cuarta es el tiempo. A mi parecer, considerar en la quinta dimensión los sueños no es una idea muy descabellada. No solo los sueños, sino la imaginación y el subconsciente. Toda persona ha experimentado esta dimensión, es más todas las noches la experimentamos, aunque no nos demos cuenta. Expertos vaticinaron que los sueños eran un recurso de la mente para ordenar mejor la información adquirida a lo largo del día. Con esto llegaron a la conclusión de que los sueños servían para potenciar el nivel intelectual de cada persona. De esto se puede sacar el hecho de que las personas más soñadoras son las más inteligentes, pero ¿Esto es así, o al contrario? Las personas inteligentes son las que sueñan más. Os invito a hacer la prueba, pasaros una tarde calentándoos la cabeza con operaciones y memorizando numerosa información. Lo más probable es que tengáis más sueños a lo largo de la noche y más intensos, con lo cual es más fácil recordarlos. Es por eso también que los niños sueñan más que los adultos, por el nivel de aprendizaje.

La teoría de que los sueños sirven para organizar la información recibida a lo largo del día contrasta con otra teoría de los sueños contemplada desde un punto de vista más químico. Esta teoría mantiene que durante el día, la retención de toda la información en el cerebro provoca que el cerebro genere unos residuos que deben ser retirados y los sueños serían el elemento mediante el cual son retirados. Pero sinceramente creo que los sueños no son solo eso, hay algo más. Los sueños son todo un mundo, un mundo difícil de alcanzar conscientemente. Es otra dimensión, una dimensión que es capaz de alterar el espacio (anchura, longitud y altura) y el tiempo. Es por eso que en los sueños se pueden ver alteraciones del espacio, incluso se puede eliminar y te puedes encontrar flotando en la nada y sin poder ir hacia ningún lugar. Del mismo modo también se altera el tiempo y un sueño puede durar horas, pero en la realidad solo han pasado unos minutos. Es un mundo en el cual los sistemas de referencia y sus variables se alteran sin ningún tipo de lógica. Por eso en un mismo sueño podemos pasar de la noche al día en un instante o ir de África a Rusia en una fracción de segundos. La dificultad de juntar la racionalidad con los sueños es lo que hace difícil estudiarlos. Aunque si los sueños participasen de la razón dejarían de ser sueños. Es evidente que hay una conexión entre el mundo real y los sueños. Mucha gente ha soñado que caía por un precipicio y en realidad lo que había pasado es que se había caído de la cama, o a soñado que le cortaban un brazo, pero en realidad ese brazo estaba aplastado por el propio cuerpo del individuo y la falta de circulación sanguínea había hecho que el individuo no notase su brazo. Pero ¿Existe una realidad? Si observamos el mundo desde el interior del individuo la realidad como la conocemos podría ser muy diferente de lo que vemos o sentimos. Lo que nosotros vemos es percibido por nuestro cerebro e interpretado por este ¿Quién nos garantiza que la realidad sea exactamente esa? Los colores que percibimos podrían no ser exactamente esos que nuestro cerebro interpreta. No se puede hablar entonces de que los sueños sean una interpretación del mundo real, sino del mundo que es capaz de percibir nuestro cerebro. Es por eso que los ciegos de nacimientos no pueden soñar con imágenes que no han visto. Aunque recientes estudios han demostrado que son capaces de ver objetos confusos del mundo real, como palmeras y personas con una forma muy simple. ¿Podemos hablar entonces de que los sueños son fruto de nuestra imaginación? Es lo más probable, si tenemos en cuenta que en la imaginación podemos a una escala menor, cerrar los ojos y reproducir supuestas imágenes o sonidos mentalmente. En los sueños lo que ocurre es que se apaga nuestra parte racional y la imaginación se puede representar en su máximo esplendor. Por eso podemos soñar con cosas que no hemos visto, porque son interpretaciones de nuestra imaginación son interpretaciones del mundo que percibimos a partir de los sentidos, o tal vez sea justamente al revés. A lo mejor la realidad es una interpretación de lo que soñamos, tal vez eso explicaría el porque tenemos sueños premonitorios, yo he tenido algunos de estos. O los llamados sueños siameses, que es cuando dos personas sueñan exactamente lo mismo. Todos estos misterios acerca de los sueños lleva a pensar lo que ya pensó Calderón de la Barca, que la vida es sueño. Cabe una remota posibilidad de que la vida sea un sueño, un descanso para almacenar los arduos y complejos entresijos del mundo de los sueños. Pero ¿Quién sabe? Puede que lo mejor de los sueños sea lo mismo que lo mejor de la muerte y es que nadie podrá jamás saber la autentica verdad que se esconde tras su misterio. Tal vez esa relación no sea una coincidencia y al morir, nos quedemos soñando sobre todo lo que hemos vivido, eso sería maravilloso. Termino con la citación de un mc (un rapero) que me llevó a la construcción de este texto, Shinoflow: “Lo bueno de los sueños es que no hay que pagarlos, tan solo el despertar es el precio más caro.”

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